#05: Sobrevolar el cansancio
Esta semana de catorce días han sido de “sobrevolar el cansancio”, como cantaba Héroes del Silencio en La sirena varada. A raíz de la espectacular bronca que echó a sus fans en medio de un concierto el otro día en Ecuador, decidí revisitar la canción.
La sirena varada trata sobre el viejo tema de la tensión entre la imaginación, los sueños, y la realidad. La realidad es violenta y cruel. No atiende a justicia ni a valores humanos. Eso hace que muchas personas busquen refugio en sus propios mundos imaginarios. El idealismo alemán, el romanticismo, versus el realismo español que surge en digna y necesaria oposición. Porque el hombre opera en el mundo real, no en el imaginario. Y como le gusta repetir a Jesús G. Maestro, tarde o temprano tendremos que acudir a nuestra cita con la realidad.
La canción está basada en una obra de teatro homónima de 1934, del asturiano y republicano Alejandro Casona. Una comedia que abogaba finalmente por la terrible e inevitable condición del ser humano de tener que enfrentarse a la cruel realidad.
También podemos encontrar en Madrid una escultura titulada Sirena varada, la primera escultura de hormigón armado de Eduardo Chillida, en 1972. En este caso, la sirena está varada (suspendida) en el aire, desafiando la ley de la gravedad a pesar de su peso, mediante unos cables de acero que la sostienen.
Levantemos el vuelo y empecemos.
Un resumen
Terminó el mes de junio y toca revisar los libros que hemos ido mencionando por aquí durante el mes pasado. Los listo a continuación y dejo enlace a cada uno de ellos por si decidís darles una oportunidad.
Amarilis, de Natalia Litvinova.
Fugas de mí mismo, de Lorenzo Oliván.
Venir desde tan lejos, de Eloy Sánchez Rosillo
Miserable vejez, de Luis Antonio de Villena
Ala de cisne, de Alberto de Cuenca
Todavía una noche, de Aroa Moreno Durán
La comedia de la carne, de Carlos Pardo
La realidad y el deseo, de Luis Cernuda
Y uno se cree, de Jordi Soler (*)
Relatos y ensayos, de Charles Bukowski (*)
Un libro gratis
Y hablando de recopilaciones, qué buena idea han tenido en La Bella Varsovia haciendo una selección de los poemas que han ido publicando en 2024. Los han maquetado en un libro y lo han puesto en descarga gratuita desde su página web. Una forma extraordinaria de descubrir nuevas obras y poetas, ya que al final hay una pequeña introducción de los poemarios en los que aparece cada uno de los poemas seleccionados. El libro se titula: Ahí te vemos. Los poemas que leímos en 2024.
Una oportunidad (o varias)
Estoy leyendo la autobiografia de José Ángel Mañas: Una historia del Kronen. Autobiografía Generacional. Es espectacular la forma en la que Historias del Kronen vio la luz y todo lo que vino después. No entro en detalles para el que no conozca bien la historia y se quiera acercar a ella. Básicamente, Mañas decidió participar en el Premio Nadal con su primera obra, Historias del Kronen y quedó finalista. La historia no tiene desperdicio.
Si, como Mañas, también queréis probar suerte, aquí tienes algunos premios de poesía que quizá te puedan interesar. Los iba a listar, pero he encontrado esta página web donde ya hay una recopilación fantástica, y además organizada por meses.
Una fotografía
Me encantan las fotos de despachos y de bibliotecas personales. Qué le voy a hacer. Cada uno tiene las taras que tiene. Hoy he encontrado esta que me ha parecido fantástica.
La publica Luis Rosales Fouz, el hijo del poeta Luis Rosales y que a través de su perfil en X podéis encontrar enormes tesoros relacionados con Luis Rosales y con su época. Muy recomendable.
Un poema
Volvemos de nuevo a Luis Rosales, el poeta de Falange que dio refugio a Lorca en su casa familiar de Granada. Estuvo prácticamente de arresto domiciliario, y finalmente acabaron por llevárselo.
Qué mejor que acabar esta newsletter con un poema de este Premio Cervantes, titulado: Autobiografía (1951).
Como el náufrago metódico que contase las olas que faltan para morir, y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores, hasta la última, hasta aquella que tiene la estatura de un niño y le besa y le cubre la frente, así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño, sabiendo que jamás me he equivocado en nada, sino en las cosas que yo más quería.
¡Hasta la próxima semana!