Cómo montar un árbol de Navidad
La Navidad nos trae el recuerdo de lo imposible. El viejo regalo de una nueva esperanza. También el recuerdo de la humildad, pues ese niño que nació de una virgen siendo el mismo hijo de Dios, no lo hizo en un palacio, sino en un establo.
Con estos valores navideños de humildad y esperanza, he decidido dar un paso adelante con esta newsletter. Dejo Mailchimp para pasarme como podéis ver a Substack. Es una nueva plataforma extremadamente sencilla que me permite enfocarme en lo que me gusta, que es escribiros estas cartas.
Sí, hay un nuevo nombre: “Peleando a la contra”, que he tomado prestado del poeta Charles Bukowski. También hay nuevas funcionalidades para todos vosotros:
Podéis leer todas las cartas que escriba a partir de ahora en: www.peleandoalacontra.com.
Podemos hacer algo de comunidad entre todos, ya que he habilitado la función de comentarios, que quedarán publicados junto a la carta (es decir, que serán públicos).
Podéis compartir las cartas que más os gusten por email o por redes sociales, y así ayudarme a que poco a poco vayamos siendo algunos más.
Podéis manifestar si una carta os gusta especialmente, dándole al botón del corazón. Tal vez no queréis dejar ningún comentario, ni mandarme ningún mail, pero queréis que sepa que os ha gustado la carta. El botón corazón será entonces vuestro aliado.
Evidentemente, si en cualquier momento os cansáis de recibir mis cartas, podéis daros de baja de esta newsletter y dejar así de recibirlas.
Volviendo al tema de la Navidad. Ayer me di cuenta cómo hay que poner un árbol de Navidad. Cómo conseguir que la labor tenga sentido real, un significado más allá del decorativo. Como todo en la vida, no se trata del árbol, sino de lo que simboliza. Un árbol de Navidad te da la oportunidad de construir y trabajar con símbolos y recuerdos.
Vale. Llego un poco tarde con esto, pero os lo cuento igualmente. Nuestro árbol de Navidad es especial porque nos lo regalaron unos amigos que ya no lo iban a utilizar. Cada mes de diciembre cuando abrimos la caja no sólo estamos haciendo un guiño al consumos sostenible, sino que también el árbol nos trae el recuerdo de la amistad.
Donde fallamos es en el tema de los adornos. Hemos ido haciendo acopio de adornos comprados en distintos establecimientos. Sin embargo, la clave está en tener muy presente qué es lo que cuelgas en el árbol y por qué lo cuelgas. Puedes hacer que cada adorno que pongas en tu árbol de Navidad sea un símbolo especial para ti y tu familia, más allá de la función estética que realice. La Navidad es recuerdo y simbolismo.
Por tanto, colocar ese detalle especial que pertenecía a tal o cual persona, ese adorno que nos hizo nuestro hijo en el colegio cuando era pequeño, una bola realmente especial (sólo una) que compramos cada Navidad para ir recordando el paso del tiempo y la superación de las dificultades que nos van poniendo a prueba, etc.
Y si ponemos el árbol de Navidad en familia, y les vamos explicando a los más pequeños como conseguimos uno u otro adorno, estaremos superando la cosa estética para crear un momento mágico. Recuerdos, significados y símbolos, que irán construyendo un tesoro familiar, único en todo el mundo.
Nuestro árbol de Navidad.
Gracias por leer PELEANDO A LA CONTRA.
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