Crónica de mí mismo, de Walt Withman
Conoce de primera mano al padre de la poesía moderna norteamericana a través de sus escritos más íntimos y sus cartas personales.
El viejo Walt
Quién no recuerda aquella película titulada El club de los poetas muertos, donde un grupo de jóvenes alumnos estudiaban poesía en Welton con un profesor de literatura muy especial llamado John Keating (Robin Williams).
Uno de los poetas muertos que aparece en la película es Walt Withman, el poeta de américa, el poeta de la democracia, el padre del verso libre... pero el viejo Walt, como se refiere a él Mr. Keating en la película, dejó la escuela a los once años. Por tanto, toda su formación fue proporcionada por la universidad de la vida.
Su obra más popular es Hojas de hierba, y para conocerle mejor, he estado leyendo un libro precioso editado por errata naturae titulado Crónica de mí mismo. Se trata de una selección de cartas personales del poeta, que comprenden algo más de un centenar de entre las más de tres mil cartas que se conservan de su inmensa correspondencia.
Por no hacer la newsletter muy larga -que luego más de uno me escribís cuando eso sucede- a continuación pongo algunos de los puntos que me han resultado más interesantes de la vida de el viejo Walt:
Walt Withman fue principalmente un autor indie, ya que Hojas de hierba fue una obra autoeditada durante muchos años. Si bien es cierto que encontró editor(es) en el Reino Unido y posteriormente en los Estados Unidos. La primera tirada que pagó Withman fue de 1.000 ejemplares.
El poemario fue cambiando a lo largo de sus múltiples ediciones, siendo la mejor la última, la conocida como la edición del lecho de muerte.
A raíz de la Guerra Civil estadounidense en 1861, pasó mucho tiempo visitando los hospitales de la ciudad de Washington, experimentando el horror de la guerra y el placer de dar consuelo a los heridos y enfermos (haciéndoles compañía, escribiéndoles cartas para sus familiares, etc.).
Consiguió un empleo para el Gobierno de los Estados Unidos, pero fue despedido a consecuencia de que el secretario de interior leyó Hojas de hierba, y que quedó tan escandalizado, que decidió que el autor no podía trabajar en su departamento.
Durante un tiempo le piratearon el poemario, ya que un hombre compró en una subasta las planchas abandonadas de una edición anterior, y se dedicó a imprimir y vender ejemplares de dicha edición sin autorización del autor.
Según las propias palabras de el viejo Walt, el objetivo de Hojas de hierba es: "que cada hombre se vea reflejado así mismo, y se de cuenta de que tiene que ganarse la salvación por sí mismo, de que tiene que gobernar el barco, coger el arado o empuñar el hacha él mismo, de que las verdaderas bendiciones de la vida no consisten en las ficciones que todo el mundo supone, sino que son reales y, en su mayoría, están al alcance de todos".
En 1882 tuvo la ocasión de conocer personalmente a Oscar Wilde.
Withman no se compró una vivienda hasta que tuvo sesenta y cinco años. Lo hizo en Candem y fue posible gracias a que en 1882, Hojas de hierba se vendió más de lo esperado debido a la polémica que se desató con su censura en Boston. Ese año ganó mil cuatrocientos dólares.
El viejo Walt pasó los últimos años de su vida muy enfermo, con la movilidad especialmente reducida y con graves problemas de visión. Tuvo una vejez sumida en la pobreza pero sin pasar excesivas penalidades. No conoció el éxito literario.
Os recomiendo el libro porque en él se puede apreciar los detalles de la personalidad del autor, al tratarse de correspondencia personal. Por último, y como no podría se de otra forma, me despido con un fragmento de Hojas de hierba que aparecía en El club de los poetas muertos ¿Os acordáis?
Oh, Mi yo...Oh, Vida...
¡Oh, mi yo! ¡oh, vida! de sus preguntas que vuelven,
Del desfile interminable de los desleales, de las
ciudades llenas de necios,
De mí mismo, que me reprocho siempre (pues,
¿quién es más necio que yo, ni más desleal?),
De los ojos que en vano ansían la luz, de los objetos
despreciables, de la lucha siempre renovada,
De lo malos resultados de todo, de las multitudes
afanosas y sórdidas que me rodean,
De los años vacíos e inútiles de los demás, yo
entrelazado con los demás,
La pregunta, ¡Oh, mi yo!, la pregunta triste que
vuelve - ¿qué de bueno hay en medio de estas
cosas, Oh, mi yo, Oh, vida?
Respuesta
Que estás aquí - que existe la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama, y que
tú puedes contribuir con un verso.