(El poeta no puede concentrarse en la
belleza del paisaje.)
Aquí y ahora
(álamo blanco),
hombre que llora.
Aquí y... ¿siempre?
hombre que espera
(pradera verde).
Ahora o nunca
(¡Dios qué buen tiempo!)
hombre que lucha.
Lo que queremos
así en la Tierra
como en el Cielo.
Aquí y ahora
(arroyo claro),
suene tu hora.
Ahora- y luego
también, si quieres
y si nosotros
lo merecemos
(Cielo sin nubes)-,
venga tu reino.
Oye el resuello
de tanto hombre
deshombrehecho.
Oh, ven y mira
de cerca el llanto
de tantos hombres
(lejanos montes
desdibujados).
Justificado
sea tu Nombre.
Álamo blanco,
pradera verde
-¡Dios, qué buen tiempo!-,
arroyo claro,
cielo sin nubes,
lejanos montes
desdibujados.
(Y el hombre, mientras,
llorando).
(La verdad y otras dudas, de Rafael Montesinos. 1967.)