Insomnio
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir el huracán o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar en nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?
(Hijos de la ira, de Dámaso Alonso. 1944.)
Hoy es sábado, así que nos merecemos algo especial. Por eso he escogido a Dámaso Alonso, y en concreto su mejor poemario. Escribí sobre Hijos de la ira el año pasado en mi colaboración mensual con La Mirada Norte. Os dejo el enlace por si alguno de vosotros quiere leerlo.