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«A pesar de la muerte, del cubo de la basura, los cirujanos, las monjas. Era un tesoro que yo iba a esconder para siempre y con el que iba a continuar mi diálogo secreto en el lenguaje que solamente los dos conocíamos».
-DACIA MARAINI
a los veinticuatro años una mañana de diciembre se casa
aunque sería más exacto decir que aquella chica y aquel chico
se casan
ella venía de un domicilio pensado en movimiento
suelos resonantes toallas húmedas
la cocina siempre tibia hermanas que van
hermanos que vuelven chicas de pueblos con
otra españa a cuestas portazos empujones
ruido de camas apagad la música
huevos fritos para todos ahora el mar
otra vez los edificios la pequeña plaza
la ciudad risa en los pasillos maletas
juguetes que se heredan que pierden ojos
amigos de primos de vidas de
su infancia parecía siempre una inauguración
y aunque todas lo son de alguna manera
la suya albergaba dentro otra pequeña fiesta
algo así querías para la casa que ahora arrancaba con vosotros
el tiempo
acelerado de los cuerpos
cuando se aproximan a otros cuerpos
siendo todavía muy pequeño aprendí qué era
un aborto espontáneo
y por algún motivo
me gustaba repetir
aquella expresión que me hacía menos niño
en sólo siete años mi madre había sufrido cuatro abortos
todo
aquello me precedía y había construido un paisaje
cada casa tiene su vegetación
y en nuestro pasillo
crecía un bosque de hojas lunares
me pregunto cuándo empieza una madre a serlo
ella había imaginado
los ruidos de una casa antes de que ninguno existiera
con apenas treinta años le prescriben reposo absoluto
ocho meses metida en una cama porque desea algo ocho meses de
abandono de su cuerpo en otro cuerpo un día dirá que sólo en la
voluntad de ser madre se descubrió fuerte
mi hermano mayor es el final de esa parálisis
el quinto será el primero
el quinto será
cuando ella habla de esos años
habla con una frialdad que no parece la madre sino el médico
¿cuándo comenzamos a hablar
como otras personas que no somos?
sé el asunto de la sangre
del olor sospechoso al orinar
sé el asunto del abdomen
pero hay un asunto que me demanda volver
una y otra vez
estás exhausta la tarde se ha acomodado ya en las ventanas
junto a tu cama sobre la mesilla hay un frasco
y dentro del frasco
algo que tenemos que intuir
algo que podría ser la primera raíz de un cuerpo su colapso
un pequeño planeta interrumpido en su giro
algo que también podría ser un animal
flotando en un líquido turbio
una expresión diminuta un bulto dos manchitas negras
unos ojos en los que la luz rebota
y se pierde para siempre
te han pedido que guardes el feto hasta mañana tu padre
ginecólogo quisiera estudiar el cuerpo detenido
si estiras el brazo
puedes palpar la pared transparente
del frasco
eres tú quien quiere que esté ahí junto a la cama
empieza a establecerse una distancia que todavía no reconoces
comienza a elaborarse
un nuevo lenguaje
¿cuántas palabras necesitará vuestra vigilia?
¿tiene sentido preguntar después de la respuesta?
¿cuánto se parecen el miedo el daño y la serenidad?
¿terminan alguna vez las conversaciones que no tienen lugar?
(Interior verano, de Javier Vicedo Alós. 2022)