Escuchando el podcast más canalla de poesía de todo internet, QTQH (Que Tenemos Que Hablar de Muchas Cosas), me entero de que Raquel Lanseros ha ganado el XXVI Premio de Poesía Generación del 27 con su libro El sol y las estrellas.
Así que hoy rescatamos un poema suyo, mientras esperamos a que Visor Poesía edite y publique el poemario premiado.
También contaron en QTQH que Alejandro V. Bellido está entre los finalistas ni más ni menos que del Premio Adonáis 2023. Nos alegramos muchísimo por él y también rescataremos un poema suyo esta semana. Desde aquí le deseamos todo la suerte del mundo.
La gravidez del odio
Por supuesto que el odio requiere un gran esfuerzo.
No es para cualquier pecho.
El odio es denso y sólido.
Está hecho de cemento,
de plomo, de nostalgia.
El odio pesa mucho.
Aplasta la materia con que teje sus muros.
Hay que reestructurarlo,
pulirlo, alimentarlo
cada mañana nueva.
No es para cualquier pecho.
La mayoría se cansan al cabo de los días
de arrastrar los rencores como pesadas piedras
como plúmbeas cadenas
como deudas eternas.
Solamente los seres cuyo corazón repta
exhausto de metales
de ambición, de culebras
de limones podridos
son capaces de odiar
sin fin y sin flaqueza.
Son fieles a lo odiado a pesar de la lluvia
a pesar del bostezo, a pesar de la tregua.
Rememoran con calma igual ahora que entonces
cada cuenta oxidada.
Invierten energía
inexplorada y virgen
en las viejas afrentas.
Sólo ellos son capaces
de mantener intacto ese rincón
donde guardan la ira.
El tiempo que destruye, transforma y abandona
y las horas que soplan sobre todo lo vivo
dejan su odio intocado.
Inmóvil en el viento.
Por supuesto que el odio requiere un gran esfuerzo.
No es para cualquier pecho.
(Esta momentánea eternidad. Poesía reunida (2005-2016), de Raquel Lanseros. 2016.)