Hoy es viernes. Por pelear un poco a la contra, el poema de hoy se titula Lunes. No sé si Gil de Biedma tenía razón, o la tenían los días laborables, o quizá los fugaces fines de semana.
Sentir es distinto a saber. Puedes conocer la diferencia, pero sentirla te llevará a otro grado de conocimiento. Es el mismo destino. La misma información. Lo único que cambia es uno mismo.
No es la misma persona la que conoce un hermoso bosque a través de la televisión, que la que respira el olor a tierra húmeda con los pies descalzos. Tampoco es la misma persona la que sabe qué es el hambre, que la que apenas tiene qué comer durante meses.
Yo, que siempre he sido un racionalista inestable y descentrado, me veo ahora con el corazón inundado de empirismo. El naufragio necesario de un idealista que acude a su cita con la realidad.
El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría, escribió William Blake. Primero saber. Después, sentir el conocimiento. Ahora lo entiendo, sólo porque también lo siento.
Lunes
Pero después de todo, no sabemos
si las cosas no son mejor así,
escasas a propósito… Quizá,
quizá tienen razón los días laborables.
Tú y yo en este lugar, en esta zona
de luz apenas, entre la oficina
y la noche que viene, no sabemos.
O quizá, simplemente, estamos fatigados.
(Las personas del verbo, de Jaime Gil de Biedma. 1982.)