Mete unas pastillas de pesimismo en tu botiquín
Hace unos días uno de vosotros me escribió comentándome que había visto el nuevo poemario que había publicado, pero que había decidido no leerlo ¿El motivo? Parece demasiado triste.
Esto es algo que me han dicho mucho sobre Juventud cansada, y que ahora se empieza a repetir con los primeros lectores de Dios, ¿sigues ahí? Están llenos de versos tristes, oscuros, pesimistas. Y claro, no está el horno precisamente para bollos.
También es cierto que hay otros lectores que me han dicho que ven cierta belleza en la tristeza que transmiten los poemas. Que siendo pesimistas, vislumbran esperanza.
Lo cierto es que mucho de lo que he ido escribiendo hasta la fecha está enmarcado en el pesimismo filosófico. No sé muy bien por qué, pero es así. Soy de los que opinan que el pesimismo es la mejor herramienta de aproximación a la realidad. La vida es más dolor y sufrimiento que risas y felicidad. Y todo lo que no mejora, es susceptible de empeorar con el paso del tiempo.
Decía Schopenhauer (sí, nos volvemos a poner algo filosóficos): “La fuente de nuestra insatisfacción radica en los intentos siempre renovados de elevar el número de nuestras pretensiones”, o por dejarlo más claro, no intentar ser demasiado feliz para finalmente no ser demasiado infeliz, ya que “La vida se presenta como una constante mentira”.
No se trata de ser pesimista. No va de eso. De hecho, yo me considero una persona altamente positiva en mi día a día, pero siempre intentando enmarcar el cuadro vital en un cuadro de realidad pesimista. Una vez descontado el peor escenario, pongámonos manos a la obra y luchemos para construir el mejor escenario que podamos conseguir.
Esto nos lleva a la felicidad no como algo dado, como un derecho, sino como una meta, un objetivo que tenemos que ir construyendo nosotros mismos. Pero construyéndolo con los mimbres que tenemos a nuestro alcance y con los pies en el suelo, no desde los libros de autoayuda y desde las tazas de Mr. Wonderful.
Si os interesa conocer más sobre este tema, os recomiendo Hénadas, una revista sobre el pensamiento filosófico que en noviembre sacó su primer número y que prometen hacer no más de uno al año. Es gratuita en su versión digital y tiene como objetivo fomentar el conocimiento del pesimismo filosófico en todas sus facetas: ensayo, poesía, literatura…
El exceso de optimismo y positivismo en el que vivimos no nos prepara mucho para la fatalidad, que siempre termina llamando a nuestra puerta. Una sociedad basada en el hedonismo, el cultivo permanente de los deseos y la satisfacción instantánea de los mismos, genera mucha frustración cuando la realidad termina imponiéndose.
¿Os acordáis de la Ley de Murphy? “La tostada siempre cae del lado de la mantequilla”. Pues eso, si vamos a jugar con la tostada, que no nos sorprenda que finalmente nos quedemos sin desayunar.
Gracias por leer PELEANDO A LA CONTRA.
Si te ha gustado, me lo puedes hacer saber dándole al ❤️ .
Si quieres seguir charlando me encuentras en Instagram, y si quieres compartir lecturas, en Goodreads.