Una última noche con Lorenzo Roal
Hasta el rabo todo es toro
Mis vacaciones, bien. Gracias. Ahora rumbo al otoño. Dieciocho días para cambiar la estación, el armario y la vida. Hasta el rabo todo es toro. Si el verano nos da dieciocho días más, pues a sacarles el jugo y vivirlos para contarlos. Y además estos no vienen con las manos vacías.
Keane ha lanzado un EP con cuatro maravillosas canciones (ya estoy enamorado de “November Day”). Aerosmith vuelve el próximo año a Madrid a tocar en el Wanda. Cada viernes tenemos un capítulo nuevo de la segunda temporada de Ted Lasso para reconciliarnos con la humanidad.
Y por si todo esto fuera poco, después de que tener al universo conspirando contra mí este año -abriendo al lado de casa una churrería y después una pizzería-, hemos decidido hacer las paces y me ha puesto un gimnasio low cost a la vuelta de la esquina.
Además este verano he aprovechado para leer bastante. Y ahora aprovecharé para darte la turra con ello. En cada newsletter, aprovecharé para recomendar al menos un libro que haya disfrutado. La mayoría serán poemarios o libros relacionados con la poesía, pero picotearemos en otros platos de vez en cuando.
Los hermanos Marx de la poesía
No sólo son los romanos los que están locos. También lo están algunos poetas. Confieso que me quedo maravillosamente absorto con cada directo en Youtube de “Que tenemos que hablar de muchas cosas”. Un programa de poesía realizado por Fernando Camacho, Mario Vega, Alejandro Bellido y Lorenzo Roal.
El camarote de los hermanos Marx de la poesía, donde los poemas son lo de menos; sin embargo he aprendido más de poética, arte y mercado literario viendo a estos cuatro poetas locos, que leyendo sesudos libros de ensayo. Podría escribir unas cuantas newsletters sobre ellos, pero lo mejor es que te pases y los conozcas tú mismo en su canal de Youtube.
Precisamente, estos días he tenido entre mis manos el primer poemario de Lorenzo Roal. Se titula “Última noche” y está publicado en Sonámbulos ediciones. No conozco personalmente a Lorenzo, pero es un poeta con mucho fondo de lectura y mucho mundo interior. Como dijo una vez Dinio sobre Marujita Díaz: “Cada persona es un mundo, y algunas incluso dos”. Pues Lorenzo debe ser tres o cuatro mundos por lo menos, y así lo reflejan sus poemas en cuanto a temas y forma de abordarlos.
Cuando por fin le confesé a mi madre
que no iba a ser el hijo que había imaginado,
me respondió: -Qué tonterías dices!
Con lo que yo te quiero, cómo tienes
esas ideas raras. -Nunca hubo
peor forma de dar amor que con
sonrisas enclaustradas de silencio.
(Fragmento del poema “Nota”).
A través de sus poemas breves, Lorenzo asoma su intimidad con valentía y honestidad, los dos rasgos más potentes de este poemario. El poeta tiene mili, conoce las reglas y sabe muy bien lo que está haciendo. Aquí no encontramos “vómitos del alma sobre la barra”, sino versos fruto del artesanado.
Mi poema favorito es este que te dejo a continuación. Tengo más o menos la edad de Lorenzo Roal proyectado veinte años hacia el futuro, lo cual hace que la lectura de “Planes” me parezca la lectura de una carta ficticia de mi yo de veinte. La buena poesía es capaz de hacer este tipo de magia.
Maestro, editor, cantante, traductor, y poeta. Muchos son los mundos que lleva a cuestas Lorenzo Roal. Búscale en su “Ultima noche” y asómate a ellos.